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INSTITUCIÓN


El Circolo Italiano di Maldonado, fue creado el 14 de setiembre de 1969, por iniciativa de Giulio Italo Tortorella que con un comunicado en un diario cito a todos los italiano y sus descendiente residentes en Maldonado, a reunirse en el Club Uruguay. La convocatoria fue un éxito y ese mismo día se labró el acta fundacional.
El objetivo fundamental fue desde entonces fomentar los vínculos de confraternidad entre los italianos y descendientes, la difusión de la lengua italiana y la cultura y gastronomía.
Sesionó un tiempo en un auditorium de la desaparecida Radio Maldonado, hasta que Tortorella ofreció un depósito en el fondo de su ferretería sobre la calle 18 de Julio, como lugar para reunirse y junto con la Comisión Directiva y sus socios más llegados, pronto convirtieron ese galpón en una verdadera sede.
Por entonces, instituciones como estas eran el lugar mas cerca donde los ciudadanos italianos "podían sentirse en casa", a través de la lengua, los aromas de la comida y la música.
Por el año 1973, un temporal voló las chapas de techo y todo se convirtió en una montaña de pescombro. Gran desazón...parecía que había que empezar de cero...pero como "detrás de todo mal hay un bien", Giulio Tortorella, compró una magnífica casona antigua en la esquina de Sarandí y Treinta y Tres, donde se instaló la primer gran sede de la Institución, que seguramente muchos recuerdan porque se convirtió en un icono del departamento, un punto de referencia y un lugar de encuentro en diferentes órdenes.
Hoy luego de que su viuda la vendiera, se convirtió en un emprendimiento comercial privado, aunque mantuvieron la fachada original.

Apadrinados por Tortorella, al Circolo solo le quedaba crecer, desarrollarse y expandirse y sin duda lo hizo, trayendo espectáculos de altísima jerarquía cultural y social que en alguna otra parte de estas páginas, detallaremos en su momento.
Al fallecer la Institución quedó acéfala y con ocios nominales pero no activos. Carlos Roque Calace, junto a otro grupo de socios, decidieron ponerse al hombro la Institución para que no muriera. Re agrupó a la masa social y en locales alternativos se fueron haciendo reuniones, hasta que durante unos años se alquiló un par de locales en el emblemático Patio Cambalache hasta que surgió la oportunidad y responsabilidad de alquilar una casa propia en frente a la Torre del Vigía donde hoy todavía funciona.





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